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Sequías y nuevas narrativas

Sobre el blog

Marta Santafé
Consultora especialista en Medio Ambiente, Sector del Agua y Planificación Hidrológica | Directiva Marco del Agua (DMA) | Gestión de sequías e inundaciones | Promotora ODS y Agenda 2030 | LinkedIn Top Voice Sostenibilidad 2022
  • Sequías y nuevas narrativas

Cataluña sufre la peor sequía de la historia por extensión, duración e intensidad. Si echamos un vistazo a las noticias de los últimos días podemos encontrar numerosos contenidos relacionados con el escenario de emergencia por sequía en el que en unos días entrarán algunas zonas de Cataluña.

Si nos quedamos en los titulares las medidas que se van a poner en marcha se reducen a que cámpines, hoteles y comunidades de vecinos no podrán llenar o rellenar sus piscinas cuando Cataluña entre en estado de emergencia por sequía mientras que gimnasios y clubes deportivos lo podrán hacer si lo compensan restringiendo las duchas. Parece pues que los mayores consumidores de agua son estos sectores y actividades. ¡Nada más lejos de la realidad!.

Si vamos a la "letra pequeña" (que se encuentra con dificultad en muy pocas de las noticias publicadas) encontramos que, se contemplan otras medidas de más calado: se prevé una reducción del 80% del riego agrícola, del 25% de los consumos de agua de los usuarios industriales y reducción del consumo de agua en usos recreativos (25% en usos asimilables a urbanos y supresión total del riego). En todos estos casos, las dotaciones pueden complementarse con aguas regeneradas procedentes de estación depuradora de aguas residuales, a cargo de la persona usuaria, siempre que exista disponibilidad de caudales.

En resumen, el mensaje que nos llega es que, ante la falta de agua y la bajada de los niveles de las reservas, hay que cerrar el grifo.

El ciudadano se siente víctima y no entiende por qué es el que tiene que gastar menos agua.

En mi opinión, el problema es que no se está comunicando bien. Una narrativa sobre la escasez que presenta el problema únicamente como si se agotara el agua no es útil para encontrar soluciones adecuadas. No basta con cerrar el grifo.

Al margen de los ahorros que se puedan obtener de la reducción de consumos, la crisis del agua no es solo un problema técnico, como se suele explicar, por lo que una solución técnica por sí sola no lo resolverá.

Las tecnologías facilitan a los gobiernos incorporar más volumen de agua a la ecuación pero no conducen a abordar el problema de una manera más profunda. Este tipo de soluciones resulta particularmente atractivas cuando se quiere evitar tomar decisiones políticas incómodas sobre la gestión de la demanda o la reasignación de agua a diferentes sectores.

Toda buena tecnología por si sola no es suficiente, además, requiere de una buena gestión, y esto a su vez necesita de unos entornos político, legislativo y financiero adecuados y coordinados. Por lo que la solución a la crisis de la sequía requiere de una visión holística y transversal mediante una combinación de cambios políticos, legislativos, institucionales, financieros y técnicos, junto con cambios en el comportamiento de los usuarios.

La esfera que requiere la mayor innovación son los mecanismos de gestión, más que la tecnología. Aquí es donde estamos fallando y no hemos sido capaces de anticiparnos a estos escenarios complicados.

Pero, para que se adopten estas medidas, es necesario que las personas entiendan que los recursos de agua son limitados y que es necesario actuar con urgencia. También se debe transmitir que todos los sectores están implicados.

Parece que los mensajes solo van destinados al ciudadano al margen de otros usuarios que, en cuestión de volumen de agua consumida, son mucho más relevantes.

Así pues, es lógico que la ciudadanía muestre su malestar porque parece que sobre ella recae la culpa de que el agua escasee y de ser la responsable de solucionarlo.

Necesitamos que nos cuenten la situación real, cómo se va a abordar la crisis, qué se va a conseguir con las medidas y cómo cada sector va a contribuir a su logro. Todos los usuarios deben de estar en la ecuación para dar respuesta a la sequía.

Necesitamos motivación para que todos nos impliquemos en hacer un uso racional y eficiente del agua porque sintamos que somos parte de la solución y no porque nos van a cortar el grifo.

Las crisis derivadas de las sequías no se solucionan a golpe de decreto y medidas de emergencia. Esto puede salvar el problema temporalmente pero los cambios estructurales son los que deben darnos las respuestas al medio y largo plazo.

Ante un desafío tan enorme no se debe caer en la desesperación y el miedo a la sanción, al contrario, se necesitan narrativas que nos motiven, historias que nos conecten con la realidad de nuestro territorio, de nuestros vecinos, que nos hagan sentir parte de ello. Solo así tendremos una ciudadanía motivada para implicarse en solucionar este gran desafío.

Expliquemos el problema, qué mejoras se pretenden conseguir con las medidas, cuánta agua vamos a ahorrar y cuál es el papel de cada sector, de cada uno de nosotros, en la resolución de la crisis.

Para gestionar la crisis de la sequía primero hay que comunicar mejor y que el mensaje conecte con la ciudadanía.

Primero conocer, segundo entender y, por último y más importante ¡actuar!.

No basta con cerrar el grifo, qué y cómo se comunican la gestión de las crisis, en este caso la de la sequía, también es importante.