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COP27: La crisis climática es una crisis del agua

  • COP27: crisis climática es crisis agua
    Encuentro entre el Presidente Biden y el Presidente El-Sisi de Egipto al margen de la COP27 (The White House/Twitter).

Los impactos del cambio climático sobre los recursos hídricos son ya una evidencia ante nuestros ojos. La variabilidad del ciclo del agua, el aumento del nivel del mar, la cada vez mayor frecuencia de fenómenos extremos a su vez más severos y la menor disponibilidad de los recursos hídricos como consecuencia del aumento de la presión sobre ellos, demuestran su inextricable relación que convierte a la crisis climática en una crisis del agua, y viceversa.

En este sentido, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27) que se ha celebrado en Egipto del 6 al 18 de noviembre bajo el lema «Juntos para la implementación», dedicó la jornada del 14 de noviembre a abordar los principales problemas hídricos a los que se enfrenta la sociedad actual: escasez de agua, sequía, falta de cooperación transfronteriza y la necesidad de mejorar los sistemas de alerta temprana. «El agua afecta a todos los aspectos del desarrollo y los medios de vida y está vinculada a casi todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Impulsa el crecimiento económico, mantiene la salud de los ecosistemas y es esencial y fundamental para la vida misma», señala el documento de trabajo sobre el agua manejado por los jefes de Estado durante su reunión en la COP27. Un documento novedoso por haberse introducido en la agenda inicial de los líderes, enfocada normalmente en cuestiones energéticas.

Las cifras actuales del ODS 6 señalan, entre otras igual de alarmantes, que la escasez de agua afecta a más del 40% de la población mundial y que el 80 % de las aguas residuales se vierte sin tratar en ríos y mares. A esto hay que sumarle que más del 90 % de los desastres están relacionados con el agua y que el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático ya advirtió que en los próximos años se produciría una intensificación del ciclo del agua.

Para ser parte de la solución, la presidencia de la COP27 ha lanzado este año la Iniciativa de Acción para la Adaptación y Resiliencia del Agua (AWARe), cuyo objetivo es fomentar los esfuerzos políticos, la acción práctica, el intercambio de conocimientos y el desarrollo de capacidades de campo para colocar los sistemas de gestión adaptativa del agua en el corazón de la agenda de adaptación al cambio climático.

Los impactos del cambio climático sobre los recursos hídricos son ya una evidencia ante nuestros ojos

Su creación se basa en la visión de que la acción integrada en materia de agua y clima es una práctica habitual en la acción relacionada con los ODS y en el contexto del Acuerdo de París. En este sentido, todos los miembros tienen capacidad para hacer un balance de su presupuesto hídrico actual y su demanda/suministro de agua en el futuro, así como las de previsión de alerta temprana y de planificación para asegurar el alimentos y energía, gestionar las inundaciones, las sequías y los riesgos relacionados con el agua.

Otro de los focos importante de la COP27 se puso en las alertas tempranas y acciones de adaptación temprana para el sector del agua. Este año, tanto el Día Meteorológico Mundial como el Día Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres, se enfocaron en la necesidad de aumentar sustancialmente la disponibilidad y el acceso a los sistemas de alerta temprana, así como recalcar la importancia de la información hidrometeorológica y climática para reducir el riesgo de desastres. Así, siguiendo esta línea, la COP27 dedicó una sesión para abordar cómo avanzar en la implementación de la Iniciativa de Alerta Temprana Global del Secretario General de las Naciones Unidas: «Las Naciones Unidas encabezarán nuevas acciones para garantizar que todas las personas en la Tierra estén protegidas por sistemas de alerta temprana dentro de cinco años», anunció António Guterres. Asimismo, se abordaron las acciones de adaptación a la sequía y la escasez de agua, el papel de las asociaciones público-privadas (APP) en el sector del agua, y la protección contra inundaciones repentinas.

Esta COP27 también ha servido para hablar una vez más de la seguridad hídrica y el desarrollo sostenible con el objetivo de hallar soluciones tangibles para limitar la escasez de agua y mejorar la seguridad del agua de manera sostenible con el foco puesto especialmente en aquellos países que sufren una mayor exposición a las consecuencias del cambio climático. Entre estos países se encuentran los africanos, tal y como se resaltó en una sesión específica dedicada a la adaptación climática para el sector del agua en África. En ella, se mostraron casos de éxito donde los sistemas de agua se adaptaron con éxito al cambio climático severo, y se examinó cómo ir más allá de estos logros con el fin de aumentar la resiliencia a corto plazo para enfrentar el empeoramiento de las condiciones climáticas dentro del continente, a través de asociaciones público-privadas, financiación sostenible y participación de las comunidades.

En esta COP27 el agua parece haber adquirido un mayor peso que en Cumbres anteriores

En este sentido, Egipto, anfitrión de la COP27 y un país acostumbrado a hacer frente a situaciones severas y conflictos relacionados con la seguridad hídrica, ha dado continuidad al Pabellón del Agua que se llevó a cabo por primera vez en la COP26 de Glasgow. Liderado en esta ocasión por el Ministerio de Recursos Hídricos e Irrigación de Egipto, ha movilizado a más de treinta organizaciones, instituciones, gobiernos y empresas globales diferentes, con el objetivo de brindar asesoramiento de vanguardia basado en la ciencia a los encargados de la toma de decisiones y los negociadores sobre el clima.

El objetivo de la COP27 de este año ha sido el de allanar el camino para la ambición futura de abordar de manera efectiva el desafío global del cambio climático. Y, en este camino, el agua parece haber adquirido un mayor peso que en Cumbres anteriores. Es necesario, pues, adoptar un enfoque integrado del cambio climático y la gestión de los recursos hídricos, tal y como señala el Informe de políticas de ONU-Agua sobre el Cambio Climático y el Agua, que se refleje en la formulación de planes y políticas que incluyan una perspectiva global y los que estén implicadas las partes interesadas, incluidos el sector privado y sociedad civil.

Cada año los líderes mundiales piden una acción climática más ambiciosa, pero las promesas que hacen allí acaban quedándose solo en palabras. «El mundo está prestando atención y tiene un mensaje simple para todos: manténganse firmes y comprometidos. Cumplan con el tipo de Acción Climática significativa que tanto se necesita», ha declarado António Guterres en el último día de la COP27. Una acción climática que debe poner el foco en el agua con más intensidad y urgencia que nunca.