La inteligencia artificial está revolucionando y configurando el futuro de la humanidad en casi todas las industrias, incluido el sector del agua. Es el principal catalizador de tecnologías emergentes como los macrodatos, la robótica y el Internet de las Cosas (IoT). En los últimos meses, la IA generativa ha acaparado la atención de millones de personas que utilizan a diario herramientas como ChatGPT, lo que consolida el papel de la IA como innovador tecnológico de vanguardia.
Sin embargo, en la actualidad nos enfrentamos a importantes retos en relación con la IA y su impacto en el consumo de agua y energía, como destacaba un reciente artículo de Forbes. Veamos los datos: Una sola conversación ChatGPT utiliza unos 50 centilitros (cl) de agua. También consume más de medio millón de kilovatios-hora (kWh) de electricidad al día, una cantidad asombrosa capaz de dar servicio a unos 200 millones de solicitudes. Además, su consumo diario de energía es casi equivalente al de 180.000 hogares estadounidenses, cada uno de los cuales utiliza unos 29 kWh.
Además, la huella hídrica de la IA varía considerablemente en función de su lugar de formación y alojamiento, según un reciente informe de la OCDE. Por ejemplo, la IA consume entre 1,8 y 12 litros de agua por cada kWh de uso energético en los centros de datos mundiales de Microsoft, siendo Irlanda y el estado de Washington los que presentan la mayor y menor eficiencia hídrica, respectivamente.
Este inmenso uso de agua y consumo de energía es preocupante dada la rápida expansión de las innovaciones de productos de IA, no sólo de OpenAI, sino también de los principales actores de la industria como Amazon, Anthropic, Cohere, Microsoft y Nvidia.
Según Cindy Gordon, CEO y fundadora de SalesChoice, para satisfacer la demanda de modelos avanzados de IA, se necesitan infraestructuras de genAI significativamente más eficientes y capaces de comprimir modelos complejos. Además, es imperativo diseñar innovaciones tecnológicas que sean eficientes desde el punto de vista energético y respetuosas con el medio ambiente. Subraya que el agua debe ser una prioridad absoluta en este empeño.
Continúa diciendo que los gobiernos de todo el mundo deben ser conscientes de estos riesgos y que hay que presionar más a los gigantes tecnológicos para que actúen de forma más responsable y ética en materia de sostenibilidad.
En Europa, la UE ha dado luz verde este miércoles a la ley de inteligencia artificial del bloque de 27 naciones el miércoles, allanando el camino para que la normativa líder mundial entre en vigor a finales de este año. Este importante hito se produce cinco años después de la propuesta inicial de la Ley de Inteligencia Artificial en el Parlamento Europeo.
Este inmenso uso de agua y consumo de energía es preocupante dada la rápida expansión de las innovaciones de productos de IA, no sólo de OpenAI, sino también de los principales actores de la industria como Amazon, Anthropic, Cohere, Microsoft y Nvidia.
La ley servirá de referencia para los gobiernos de todo el mundo que se esfuerzan por regular esta tecnología en rápido desarrollo.
El martes, Thierry Breton, Comisario de Mercado Interior de la Unión Europea, hizo pública una declaración en nombre de la Comisión Europea en la que destacaba que la Comisión está: "abordando la creciente preocupación por la huella de carbono de la inteligencia artificial (IA) a través de varias iniciativas. Una de las principales es el desarrollo de tecnologías de IA eficientes desde el punto de vista energético, que cuenta con el apoyo de Horizonte Europa.
"La UE también ha establecido unos requisitos mínimos de eficiencia ecológica para servidores y ordenadores que se están revisando actualmente y está en las fases finales de preparación de nuevas normas de seguimiento del rendimiento energético de los centros de datos para recopilar y publicar datos, también sobre la huella energética e hídrica de los centros de datos".
"Al mismo tiempo, se han adoptado nuevas normas de planificación y evaluación con vistas a fomentar que los nuevos centros de datos se ubiquen donde pueda reutilizarse el calor residual y reducirse las necesidades de energía y agua para refrigeración".
Se prevé que la Ley de IA se convierta oficialmente en ley en mayo o junio, una vez cumplidos los trámites restantes, incluida la aprobación de los países miembros de la UE. La aplicación se producirá gradualmente, y los países deberán prohibir los sistemas de IA restringidos seis meses después de la promulgación de la normativa.
En cuanto a la aplicación, cada Estado miembro de la UE creará su propio organismo de supervisión de la IA, que permitirá a los ciudadanos presentar denuncias en caso de presunta infracción de las normas. Además, Bruselas creará una Oficina de IA encargada de hacer cumplir y supervisar la ley a nivel general.
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